jueves, 12 de julio de 2007

XXXIV-Nuestros juegos

(AÑOS 50-60)

El Juego Tonto

Se dividían los participantes en dos grupos. Un grupo esperaba de 5 a 10 minutos y el otro se dispersaba y escondía.

Pasado el tiempo fijado los componentes del primer grupo trataban de descubrir y apresar a sus oponentes.

Era un juego nocturno que se practicaba dentro del pueblo, en las noches oscuras y en los campos cercanos sembrados de trigo, cebada, avena, centeno, habas o garbanzos, para enfado de sus dueños que, a la mañana siguiente, comprobaban las consecuencias del mencionado juego.

No se que santo protegía a los participantes ya que, salvo algún que otro rasguño, no recuerdo ninguna lesión grave.
La comba

La comba es otro de los juegos infantiles y juveniles que gozó de gran popularidad en Benquerencia. Saltar a la cuerda constituye un magnífico ejercicio. Tanto es así que para los atletas es uno de los complementos de preparación y mantenimiento físico más habituales. Niños y niñas de los cinco continentes suelen jugar a la comba en espacios reducidos, por lo que resulta especialmente adecuado para las dimensiones callejeras de las áreas urbanas o de los pueblos.

Comba individual

En cada extremo de la cuerda suelen colocarse unos mangos de madera o plástico que facilitan el movimiento rápido de las muñecas al hacer girar la cuerda. Consiste simplemente en saltar la cuerda, lo que favorece la resistencia física del que la practica.Los que practican deportes de lucha, por ejemplo los boxeadores, suelen utilizarla a menudo. Tampoco es de extrañar que el profesor de gimnasia escoja la comba individual para el precalentamiento.

Seguir al coche o “Cocherito Leré”

Dos niños/as le dan a la comba. Los participantes se organizan en una hilera, estando el primero al lado del que da. El primero es "el rey" y marca la pauta. Salta al interior de la cuerda, canta una canción y sale. Cada región utiliza sus propias canciones. En Benquerencia la más conocida es "El cocherito leré". Al siguiente jugador/a le toca hacer lo mismo. Y así sucesivamente. Si alguno de los participantes falla, es decir, traba la cuerda o se equivoca en la canción, queda eliminado y es sustituido por uno de los que la hacían rodar.

El jugador/a irá saltando y agachándose, esquivando la cuerda, al ritmo que marca la canción. Dice así:

El cochecito leré,
me dijo anoche leré,
que si quería leré,
montar en coche leré.
Y yo le dije leré,
Con gran salero leré,
No quiero el coche leré,
Que me mareo leré.

Cada vez que se pronuncia la palabra "leré", las dos personas que están dando a la comba levantan la cuerda y trazan con ella un bucle en el aire; el que está saltando tendrá que agacharse con tal de no enredarse en la cuerda.


En el juego de comba llamado "El cocherito leré", el saltador debe combinar el salto con la agachada para no entorpecer las evoluciones de la cuerda.


Al final de la canción se deletrea el nombre de María, y después de cada letra se hace lo mismo que cuando se canta leré".Se considera que, a partir de los siete años, los niños ya pueden sincronizar sus movimientos al compás de una canción.

La barca

En esta modalidad la comba se balancea de un lado al otro del suelo sin llegar a describir el círculo completo.Los participantes, que se van eliminando cuando fallan -o "hacen mala", para utilizar el argot de la comba-, deben entrar por turnos, esquivar la cuerda, saltando una o varias veces, y salir. En cada ronda se subirá ligeramente la altura de la cuerda, hasta que sólo quede un saltador, que ganará la prueba.
Al pasar la barca
me dijo el barquero
las niñas bonitas
no pagan dinero.
La volvía a pasar
me volvió a decir
las niñas bonitas
no pagan aquí
Yo no soy bonita
ni lo quiero ser
yo pago dinero
como otra mujer.
El corro de la patata

Éste era un juego femenino simple pero acogedor.
Se hacía un corro que comenzaba a girar en sentido contrario a las agujas del reloj cantando la canción que viene a continuación.

En el Achupé se daba un salto y en el Sentadita me quedé se flexionaban las piernas y se quedaban agachadas unos segundos.

Al corro de la patata
comeremos ensalada
como comen los señores
naranjitas y limones
¡Achupé! ¡Achupé!
¡Sentadita me quedé!
Al corro de la patata
comeremos ensalada
como comen los señores
naranjitas y limones
¡Achupé! ¡Achupé!
¡Sentadita me quedé!

El Ripión

También conocido actualmente como peonza, trompo o baldufa era un juego muy simple pero de gran aceptación en aquellos tiempos.

El origen del trompo es muy antiguo. Ya es citado en la literatura de Virgilio en su obra “Eneida” y algunos poetas romanos confesaban que tenían más afición al trompo que a los estudios.
Se hacía en el suelo un circunferencia de unos treinta centímetros de radio y cada jugador lanzaba su ripión que tenía que tocar dentro del círculo marcado y, por efecto de la rotación, salirse de él bailando.

Si se quedaba dentro del círculo o no bailaba había que colocarlo en la zona marcada hasta que los demás jugadores lo sacaban de ella dándole fuertes golpes con los suyos.
Se les afilaban las puntas y era normal romper alguno de los que había dentro para disgusto de su dueño.
Había otros más grandes que se llamaban ripionas.

El Truco

El truco era uno de los juegos más practicados por las niñas en todos los lugares.

Para jugar se dibujaba en el suelo una especie de cuadrícula con seis compartimentos rectangulares, por los había que ir pasando siguiendo un orden. Para ello era necesario una piedra aplanada que se arrojaba y golpeaba con el pie. La mayor parte del juego se realizaba a la pata coja, golpeando la piedra con el pie de apoyo. Se perdía cuando se pisaba raya o la piedra quedaba sobre ella.

Una de las variantes era el "piso", que consistía en, una vez hecho el recorrido con la piedra, se miraba hacia el cielo con los ojos cerrados y se avanzaba por los cuadros preguntando en cada uno "¿piso?", a lo que las demás respondían "¡no!"; un nuevo paso y la misma pregunta, hasta completar el truco, lo cual suponía haber ganado. Si por el contrario la respuesta era sí, se perdía y pasaba el turno a la siguiente.

Cuando se completaba el primer recorrido continuaba el juego pero en cuadros alternos.
Al final del último cuadrado había otro mucho más pequeño (opcional)en el que se tenía que meter la piedra.
Las Prendas

Antón pirulero:
El denominado Antón Pirulero era un juego de pagar prendas.
Este juego lo practicaban juntos chicos y chicas, sobre todo durante las tardes de los domingos y fiestas de guardar en la época que hacía buen tiempo.

Se colocaban todos los jugadores en corro, sentados en el suelo, y cada uno de ellos elegía un oficio; por ejemplo: el uno segador, la otra costurera, el siguiente barbero, la que iba a continuación planchadora, etc. etc.

Uno de los chicos o chicas hacía las veces de director del juego. Todo el grupo comenzaba a cantar:

Antón, Antón,
Antón pirulero;
cada cual, cada cual,
atienda a su juego.

Hasta ese momento todos coreaban la canción acompañándola con palmas. Cuando se llegaba al "atienda su juego" cada cual tenía que reproducir mediante mímica el oficio que había elegido. Si no lo hacía a su debido tiempo, el chico o chica que hacía de director, que estaba al tanto de cuanto sucedía en el corro, le hacía pagar una prenda.

y el que no lo atienda,
pagará una prenda.

En este momento se dejaba de representar el oficio y se volvía a comenzar la canción acompañada de palmas.

Los jugadores se iban retirando del juego cuando habían acumulado tres prendas. Cuando todos habían sido eliminados se procedía a imponer un castigo para recuperar cada una de las prendas.
Quien había hecho de director recogía todas las prendas y mandaba a uno de los jugadores que se escondiera en un lugar desde donde no las pudiera ver.

A continuación, cogiendo una de las prendas preguntaba a gritos al chico que se había escondido: "esta prenda qué tiene que hacer". Y el otro respondía aquello que se le ocurría en aquel momento. Por ejemplo: ir a dar las buenas noches a casa de la señora Manuela (última de las viviendas del pueblo); o bailar, o cantar, o pedir un trago de vino a alguien que bajase de la bodega con la bota o el jarro; o enseñar las enaguas delante de los chicos, etc. etc.

Generalmente se ocupaba de la función de indicar el tipo de castigo aquel chico o chica que se considerase más ocurrente, es decir, aquel al que se le podían ocurrir ideas más originales o atrevidas.

El Hoyo

Se trata de un juego que se practica con canicas, bolas de arcilla, piedra, vidrio o metal de pequeño tamaño. El número de jugadores no era fijo, como mínimo se precisan dos, pero podían jugar muchos más, aunque lo normal era entre 3 y 5.

Para empezar debía contarse con un gua, un pequeño hoyo de forma semiesférica, practicado en el suelo, con una profundidad de 3-5 cm. (normalmente se aprovechaban los que había en la calle). A una distancia de unos 3-4 metros se trazaba una raya.

Al comenzar el juego los participantes lanzaban su canica desde el gua a la raya para determinar el orden de participación. Comenzaba el que más cerca había quedado de la raya, que además ponía las condiciones.

Desde ese momento los jugadores lanzaban sus bolas intentando introducirlas en el gua. A medida que lo iban consiguiendo tiraban a dar a las canicas de los demás. Entre la bola que tiraba y la que golpeaba debían quedar siempre unas distancias determinadas: dedo, cuarta, pie, bola y carambola o quiriscola (tres pies), tras lo cual debía meter gua de nuevo. Se eliminaba así al rival, que debía pagar una canica. El juego seguía hasta que quedaba un único jugador.

El juego sufría continuas alteraciones y riñas. Unos se acusaban a otros de "meter manga" (alargar la mano al tirar más allá de la cuarta reglamentaria), se discutía de si cabía el pié o el dedo, de si alguien había movido la bola...

El juego admitía diversas variantes, así podía jugarse "a matar", en cuyo caso no era preciso meter gua y dar dedo, cuarta..., bastaba con golpear la bola del rival.

Otra variante practicada en ocasiones era jugar "a sacar". Se trazaba un rectángulo (catre) donde cada participante depositaba unas bolas; tras determinar el orden, tirando a raya, como en el caso anterior, se lanzaba contra las bolas depositadas, ganándose las que se conseguían sacar de la zona.

Los chavales solían tener bastantes canicas, bien porque las compraban, las ganaban o las conseguían de diversas formas, así abundaban las de hierro, que se sacaban de cojinetes viejos obtenidos por los más complicados métodos. Todos solían tener una bola favorita que utilizaban para jugar, pero si perdían nunca entregaban ésa, sino otra cualquiera. Las canicas se empleaban también como moneda de pago en otros juegos.

La mocha

La mocha era un trozo de madera de encina de forma cilíndrica y unos tres centímetros de diámetro por 15 de largo afilada por los extremos.

Se ponía en el suelo y se le daba un pequeño toque con un palo de un metro de largo aproximadamente y cuando saltaba se le golpeaba con fuerza para tratar de alejarla lo máximo posible.

Previamente se habían repartido los jugadores en dos grupos y cada uno iba participando en el juego de manera alternativa.

Según la distancia alcanzada se puntuaba y el grupo que llegaba primero a una cifra previamente establecida era el ganador.

Se jugaba en la carretera (entrada del Olivar) y creo que se apostaban alguna arrobilla de vino(los jugadores eran personas adultas).

La chiquillada jugaba a la mocha haciendo un círculo en el suelo y cada jugador con su palo trataba de impedir que el contrario colocara su mocha dentro del círculo.

Mosca-Piola-Zurrumento

Estos son una serie de juegos en los que unos se agachaban y los demás saltaban por encima de ellos. Había una variante que consistía en que dos o tres se inclinaban agarrados por la cintura mientras el primero lo hacía en la reja de una ventana y los demás saltaban encima hasta que "el burro" se hundía.

El más famoso de aquella época era el "Zurrumento". Creo que decía así:
¡ Zurrumento!
¡Con la corona y su cesto!
¡Con su cesto y su corona!
¡Pa que lo baile la mona!
¡Chulo!
¡Buñolero!
-A la una anda la mula.
-A las dos el reloj.
-A las tres pincha la araña y fue, el que la toque lo es.
-A las cuatro la cagá del gato (se escupía).
-A las cinco pego un blinco y caigo de "jocico".
-A las seis la culaita el rey (se daba una culada).
-A las siete planto mi pucherete (se ponía algo encima).
-A las ocho recojo mi mocho (se recogía lo puesto).
-A las nueve empina la bota y bebe.
-A las diez la escurriremos bien.
-A las once llama el conde.
-A las doce le responde.
-A las trece amanece.
-A las catorce los calaboces (se clavaban los nudillos)
-A las quince los pinches (se clavaban los dedos)
-Mariquita estaba mala
-¿Con qué la curaremos?.
-Con un palito que le demos.
-¿Y el palito?
-La lumbre lo ha quemado.
¿Y la lumbre?
-El agua la ha apagado.
¿Y el agua?
-Los bueyes se la han bebido.
¿Y los bueyes?
-¡¡MUCHA TIERRA HABRÁN CORRIDO!!

La Gallinita Ciega

Cuando varias niñas y niños se reunían en las calles o carretera de Benquerencia, las probabilidades de que jugaran a La Gallinita Ciega eran bien grandes. El juego consistía en seleccionar la primera de las niñas o niños que sería la gallinita ciega. Seguidamente, se le vendaban los ojos con un pañelo mientras las otras niñas/os la rodeaban formando un círculo. A coro todas le preguntaban: "Gallinita ciega, ¿qué busca?" La niña en el centro contestaba: "Una aguja y un dedal." El coro volvía a preguntarle: "¿Dónde los perdió?" Otra vez la niña contestaba: "En el fondo del mar.

Acercándose, todos le hacían dar varias vueltas mientras gritaban: "¡Pues dé usted varias vueltas y los encontrará!" Inmediatamente todos corrían a esconderse de la gallinita ciega quien en vano las buscaba con sus ojos vendados. Si lograba encontrar a uno de ellos y sujetarlo, este/a sería la próxima gallinita ciega . Muchas veces la búsqueda no daba resultados hasta que cansada, una de las niñas/os escondidos se acercaba a la gallinita ciega con la idea de que aquella la agarrase y fuera él o ella entonces la próxima gallinita ciega .

El pañuelo

Para jugar al pañuelo había que formar un grupo de niñas y niños que fuera impar. Uno de ellos se colocaba de pie en el centro con un pañuelo que sujetaba con una mano extendida al frente. El resto de las niñas y niños formaban dos equipos con un número igual de participantes. Cada grupo se colocaba a uno de los lados del pañuelo y a la misma distancia.

Se numeraba los equipos y se decía "que venga, que venga el....." y se decía un número. Inmediatamente los dos niños/as a las que se había asignado ese número se dirigían hacia el pañuelo a la mayor velocidad posible con el fin de llevárselo. Si ambos llegaban el mismo tiempo, los dos agarraban el pañuelo y se establecía un pequeño forcejeo hasta que uno/a conseguía arrebatarlo, momento en el que debía volverse con rapidez para llegar a su sitio de partida.

Cuando uno/a de los dos se había hecho con el pañuelo, era perseguido/a por la otra para impedir que se lo llevase. Si conseguía darle un palmetazo en la espalda antes de volver a su sitio, debía devolver el pañuelo, pues la jugada no había sido válida y tenía que retirarse del juego, de lo contrario era el perseguidor/a el que perdía.

La Piqueta

La piqueta esa un trozo puntiagudo de hierro de unos 30/40 centímetros de largo que formaba parte del tradicional arado empleado en Benquerencia.

Se jugaba por parejas en cuadrado marcado en el suelo. Cada jugador lanzaba la piqueta y se hacía una raya que pasaba por el punto donde se había clavado. El trozo del cuadrado delimitado por dicha raya pasaba a propiedad del jugador que había tirado. Cuando la piqueta no se clavaba le tocaba el turno de juego al otro participante.

El juego acababa cuando todo el cuadrado pasaba a propiedad de alguno de los participantes

No hay comentarios: