martes, 17 de julio de 2007

XXVII-Un aplauso para....

"Las Chonchitas"
Vivían en la calle Arriba en una humilde casa de una sola estancia que hacía de cocina, comedor, dormitorio etc. Se llamaban Mercedes y María Jesús Ortiz Ruiz. Eran pequeñas y parecían frágiles, pero, nada más lejos de la realidad.
En los años 40-50 no había suministro de agua y los lugareños tenían que ir por ella a la Fuente por un camino con una pendiente entre el 5% y un10% y de más de 1 Km. de longitud. La mayoría lo hacían con burros a los que les ponían las típicas aguaderas de 4 cántaros. Mercedes tenía dos dos hijos: José, que posteriormente sería zapatero, y Ángel.
Eran cuatro bocas que había que alimentar y como carecían de animal de carga se pasaban toda la mañana y parte de la tarde acarreando el agua que la gente les encargaba para poder sacar las cuatro perrillas que necesitaban para sufragar sus necesidades básicas.
Transportaban el agua en dos cántaros que se colocaban uno en la cadera y el otro en la cabeza. José aprendió el oficio de zapatero y construyó una pequeña habitación contigua a la casa donde ejerció su oficio hasta que en la década de los 60 marcharon todos a Madrid.
Me cuentan que una de ellas sufrió una caída y le tuvieron que hacer una radiografía de la cabeza. El médico extrañado llamó a quien la acompañaba y le dijo: "Esto es extraordinario, esta señora tiene los huesos de la parte superior de la cabeza hundidos".
¿Se merecen un aplauso?
"Los Leñaores"
Se levantaban muy temprano(a las 5 o 6 de la madrugada) y con sus burros marchaban para el "Morro". Allí se afanaban en arrancar las mejores jaras dejando a cambio su sudor y, a veces, la piel de sus manos.
Eran hombres curtidos y duros como el granito, insensibles ante las inclemencias del tiempo y trabajadores como ellos sólos.
Cuando completaban la carga de jaras marchaban para Castuera donde las vendían a las distintas panaderías que las hacían servir de combustible.
Con lo poquito que les pagaban compraban algún "litrejo" de vino que les ayudaba en regreso a Benquerencia. El resto del dinero lo.guardaban..para poder comprar los alimentos que necesitaban para poder subsistir.
El Chulo, Quico y Agustín del Canario, El Canario viejo, Alfonso y Antonio El Bala, El Bote, Luis de la Torrezna, Faustino, Manuel de Juan de Dios, etc., etc. fueron algunos de ellos.
¿Se merecen un aplauso?
"Triviño"
Manuel Triviño Collado tuvo la botica del pueblo desde antes de la Guerra Civil donde, como no había medicamentos, preparaba las fórmulas que indicaban los médicos en compañía de Antonio Triviño Caballero que era el maestro del pueblo.
Sacaba las muelas sin anestesia utilizando una especie de tenacilla con un gancho que colocaba alrededor de la muela y, de un violento tirón, la arrancaba. Algunas veces se equivocaba y sacaba una muela sana en lugar de la picada.
Trabajaba de Auxiliar en el Ayuntamiento y cuando tenía que realizar alguna función en la Nava, Castellán o el Puerto iba andando campo a través con su escopeta en la mano. Cuando regresaba a casa lo hacía con algunas perdices, liebres o conejos que harían las delicias de su numerosa prole. Eran tiempos difíciles y se ganaba poco.
Catalina Caballero (La Machaquita)
Quedó viuda poco antes de comenzar la Guerra Civil con siete hijos a su cargo y unas penurias económicas impensables en estos tiempos. Como su difunto marido era republicano el día antes de la entrada de las tropas nacionales en Benquerencia tuvo que iniciar con toda su prole la huida hacia El Alamillo (Ciudad Real).
Fueron ocho meses de sufrimiento y lucha por sobrevivir comiendo cardillos, lechuguillas, raíces cocidas, frutos salvajes y todo aquello que podían llevarse a la boca. Dormían en unas caballerizas del cortijo de La Perdiz de no más de 9 metros cuadrados. Consiguió sacar a todos para adelante y regresaron a Benquerencia al terminar la contienda.
¿Se merece un aplauso?
Clarisa Amaya Morillo
Tuvo cinco hijos: Manuela, Juan Aº, Manolo, Modesta y Felícita. Enviudó muy pronto cuando su marido sólo tenía 41 años. Siempre iba vestida de negro con una cesta y una pequeña vasija de madera que le servía de medida.
Tenía un arte especial para tostar los garbanzos. Primero los cocía con agua y sal, luego los colocaba entre unos sacos para que no perdieran la humedad.
A primeras horas de la tarde los tostaba añadiéndoles un poquito de yeso removiéndolos constantemente con una pequeña escobilla para que no se quemaran. Cuando estaban en su punto los vertía en un cedazo para quitarles el yeso sobrante y salía por las calles del pueblo a vender(yo diría a cambiar) su mercancía.
Su ganancia estaba en que ella cambiaba una medida de garbanzos tostados por otra de crudos que tenían menos volumen. Por aquellos años no había pagas de viudedad ni ayudas familiares y ella, con su esfuerzo y tesón, supo sacar adelante a sus hijos.
¿Se merece un aplauso?
El Maestro Villa:
Su nombre completo era Agapito Manuel de Jesús Sánchez Izquierdo hijo de Benigno y de María Jesús nació el 20-11-1903 y falleció el día7 de Agosto de 1964.
Trabajaba en la zapatería de su familia de Luís, el cartero. Le gustaba bastante la diversión, la buena vida y sacaba las ya conocidas murgas para el Carnaval, para mucha gente conocida del pueblo.
También durante algún tiempo (años 50) organizaron todos los meses unos viajes a Usagre con el pretexto de la aparición de la Virgen. Iban él, el Moreno (un hortelano de Castuera) y Nicolás del Pipe de Castellán (Puerto Mejoral).
Parece ser, según lo que se cuenta, que sólo era una una simple excusa para pasar unos días y hasta una semana de juerga fuera de Benquerencia y la supuesta aparición sólo
era el motivo. Aparición que años más tarde se repetiría en un olivo, cerca de Castellán, con la misma razón.
La Loreta:
Referente a la Loreta o Nina, ponemos algunas curiosidades por aquello de la venta de las chuches, pipas, altramuces, etc.
Bueno en su casa, siempre existió un comercio. Su madre (Josefa Tena) tuvo un comercio de ultramarinos antes de la guerra, que hubo de abandonar con motivo de la falta de provisiones y los requisamientos durante la misma.
Después del 36, la habitación del comercio se convirtió en cárcel, confiscada por orden del alcalde del pueblo, Lorenzo Hidalgo.
Y posteriormente, tras la guerra, al principio de los 40, fue ya la Loreta quien puso de nuevo el comercio, instaurando e impartiendo el racionamiento, mediante las conocidas cartillas existentes.
Tras la muerte del Maestro Villa en 1964, de nuevo, la Loreta comienza la venta. Primero, con carbón, luego con los altramuces (que se endulzaban en un pozo de Rando), las pipas y las chuches para los críos que nos endulzaron los felices y primeros años de nuestra infancia. Loreta Caballero Tena nació el día 05-09-1893 y falleció el 17-02-1974.
¿Se merecen un aplauso?

Guadalupe Merino Caballero ("La Sastrilla")

Se dedicaba con destreza a realizar trabajos de costura a todas las personas que se lo solicitaban, Recorría casa a casa para hacer con sus pequeñas y ágiles manos cualquier tipo de vestido, faldas o pantalones a cambio de una pequeña remuneración económica.
 ¿Se merece un aplauso?


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